Durante todo el tiempo que he estado haciendo terapia a parejas he logrado definir algunos pasos que, tomados en cuenta, pueden ser de utilidad para la mejora de la relación.
Paso 1: lo que siento no siempre coincide con la realidad
“Siento que ya no me quieres”, “Siento que das más importancia al trabajo que a mí”… ¿Se han fijado cuántas veces usamos lo que sentimos en nuestras relaciones de pareja? Observemos este breve diálogo:
- Me siento sola
- Pero amor, cómo te sientes sola si yo siempre estoy a tu lado…
- ¡No es cierto!
Ella se siente sola; él piensa que no puede ser porque siempre está con ella; ella no le cree. Aquí se presentan dos factores importantes (1) ella asume que lo que “siente” es la realidad, y (2) él no acepta lo que ella siente.
El primer paso a la comprensión en las parejas (y en los vínculos en general) es un doble trabajo que consiste en que cada uno debe:
- Respetar lo que el otro siente, después de todo… ¿quiénes somos para decirle al otro que no tiene derecho de sentir lo que está sintiendo?
- Aquel que tiene el sentimiento debe tener en claro que aquello que siente no necesariamente coincide con la realidad, es decir, nunca se debe confundir lo que sentimos con lo que realmente esté sucediendo.
El respeto y el abrir la posibilidad a otras explicaciones también abrirá una puerta a un mejor diálogo.
Paso 2: el ser humano simboliza para entender
Todos los seres humanos miramos el mundo a través de una lente. Esa lente es nuestra mente que, debemos recordar, está compuesta de dos inteligencias: una racional que intenta tender a lo objetivo y otra es emocional, que muchas veces es no-consciente (o inconsciente) y que modula a la anterior sin que nos demos cuenta.
Los seres humanos experimentamos algo (vemos, olemos, tocamos, vivimos, etc.), luego lo traducimos a nuestros propios símbolos (manera de entender el mundo) y luego, recién allí, lo hacemos consciente. Esa expresión de nuestras experiencias en nuestros propios símbolos es lo que se conoce como el proceso de simbolización. Todo lo experimentado se adapta a sensaciones conocidas o formas de ordenarnos en nuestra mente y éstas dependerán de las cosas que hayamos sufrido en a lo largo de nuestra vida.
De allí que todos debemos darnos cuenta que tanto nosotros como nuestras parejas pasaremos por este proceso. Comprender este proceso es fundamental para podernos entender y poder entender a los demás.
Paso 3: Atención a nuestras propias heridas y fantasmas
Como todos pasamos lo que experimentamos por el filtro de nuestra propia experiencia (proceso de simbolización), es muy conveniente que cada uno sea consciente de las cosas que más le han marcado en la vida (nuestras heridas) y de aquellas cosas ante las que más reaccionamos sin ser totalmente conscientes de ellas (nuestros fantasmas).
Lo importante es que cada uno se debe hacer cargo de conocer sus propias heridas y fantasmas, y luego ver cómo convivir de la mejor manera con ellos. No se trata de responsabilizar a la pareja de ellos. ¿Cómo poder conocerlos? Muchas veces sólo es posible a través de una terapia.
No voy a entrar más en detalles sobre las heridas y los fantasmas. Quien desee entender mejor esta parte le recomiendo la lectura de otro artículo que escribí y que precisa más este tema. Lo pueden encontrar en la dirección
http://psicoanaliticamente.blogspot.com/2008_01_01_archive.html
Paso 4: Pensar en el narcisismo
Toda nuestra vida, desde que nacemos, deseamos apropiarnos de nuestros objetos amorosos. El recién nacido ansía el pecho materno, su calor, el sonido del corazón de la madre, su mirada, etc. Cuando niños, deseamos a la madre para nosotros solos y nos sentimos dejados de lado cuando descubrimos que existen relaciones de las que no participamos, como la que hay entre papá y mamá. Más adelante, aprendemos a buscar el amor en un objeto externo, fuera de nuestro entorno, aunque siempre buscaremos en él algunos rasgos de los objetos conocidos. Llamamos amor adulto al sentimiento que sólo puede darse una vez superada las etapas anteriores.
Sin embargo, puede sucedernos que al encontrarnos con una pareja no veamos en ella a un ser humano distinto, con sus propias maneras de razonar y sentir las cosas (y por lo tanto de reaccionar ante nuestros estímulos) sino que mantengamos la esperanza de estar frente a lo ya conocido y que continuamos deseando encontrar. Esta forma de amar o de vivir el deseo de un objeto amoroso es lo que llamamos amor narcisista.
El amor narcisista se vive y se siente como el amor verdadero pero se diferencia de él en que se basa en nuestras propias expectativas y no en la apertura del encuentro con una alteridad diferente. Muchas veces no amamos lo que la otra persona es sino lo que esperamos que sea para nosotros. Disfrutamos los momentos que pasamos juntos porque nos remiten a situaciones placenteras anteriores y no porque sea algo nuevo construido entre dos.
Conocer del narcisismo es darse cuenta de nuestras necesidades más primarias y ser capaz de amar a la otra persona a pesar que ella no responda de la manera como esperaríamos. ¡Cuántas relaciones se rompen porque no aceptamos no recibir aquello que deseamos repetir! Mientras estamos en la etapa inicial del enamoramiento estamos dispuestos a ser todo lo que nuestra pareja desea (y viceversa). Luego, cuando esta etapa narcisista pasa, nos encontramos con un “otro” que muchas veces no logramos ver en su integridad. Sólo nos fijamos en lo que ya no nos aporta o en las necesidades que ya no está posibilitada de satisfacernos.
Sobre el narcisismo y el amor narcisista pueden consultar el artículo que se encuentra en el link
http://psicoanaliticamente.blogspot.com/2007_11_01_archive.html
Paso 5: Nada de medias naranjas ni almas gemelas
“Busco mi media naranja”, “estoy a la espera de mi alma gemela”. La idea que nos venden del amor es la del amor narcisista. Buscar la media naranja o el alma gemela es buscar un cliché predeterminado que no acepta que todas las personas somos completamente diferentes unas de otras y que el arte de amar consiste en poder aceptar esas diferencias y que con todas ellas también se puede construir una ilusión compartida.
Algunas pareja, sin darse cuenta, se quedan atrapadas en un montaje (ensamble) que permita a ambos un placer individual, paralelo y no común. Este montaje genera la sensación del amor pero no es realmente amor ya que el gozo es individual (paralelo) y no es compartido. Como siempre, la vida se encargará de poner a prueba nuestros ensambles y es allí donde nos daremos cuenta que no estamos aceptando a otro diferente, sino a la ilusión de un objeto que nos proporciona la fantasía de completud que buscamos. Para poder amar de manera adulta no debemos sentirnos la mitad de nada ni buscar duplicados nuestros. Buscaremos puntos de encuentro en personas que de antemano sabemos diferentes a nosotros mismos. Estos puntos de encuentro son la base para poder manejar nuestras diferencias y construir una ilusión común, de a dos.
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