La depresión pareciera ser el trastorno del ánimo que más está de moda. Todos en algún momento de nuestra vida hemos afirmado sentirnos deprimidos. Lo que es peor, hoy en día los padres hablan de que observan a sus hijos menores deprimidos. Pero… ¿tenemos claro en qué consiste la depresión? ¿cuáles son sus causas? ¿afecta por igual a hombres y mujeres, a adultos y niños? ¿son todas las depresiones iguales? ¿se puede hacer algo para evitarla?
¿Qué es en verdad la depresión?
Desde el punto de vista de la sintomatología, la depresión se ha descrito a partir de la existencia de tres factores presentes: el autorreproche, la inhibición y la tristeza. El autorreproche como medida de una muy baja autoestima o insatisfacción de uno mismo; la inhibición, abulia o falta de energía y deseo para hacer las cosas; y la tristeza como el afecto predominante.
Desde el punto de vista médico, la depresión implica una baja en un neurotransmisor llamado serotonina. La serotonina es una sustancia muy importante del sistema nervioso y está vinculada tanto a la depresión como a la autoestima, el control de los impulsos, el control de la ansiedad y los ataques de pánico.
Las causas de la depresión son en su mayoría psicológicas. Lo esencial de la depresión no lo vamos a encontrar en el llanto, ni en la tristeza, ni en la inhibición, ni en la insatisfacción de uno mismo. Básicamente se trata de una lucha interna en el individuo deprimido: un deseo al que él está intensamente fijado pero que, a su vez, es vivido como completamente irrealizable. Este resulta ser el contenido del pensamiento depresivo, más allá de las formas que vaya a adquirir externamente.
¿Hay diferentes depresiones?
Existen tipos distintos de depresión. Si bien pudiera existir una predisposición genética, ésta sería extremadamente rara o difícil de demostrar. En general hablamos de dos grandes tipos de depresión: la primera es la que se produce como reacción a una situación y por esta razón se llama depresión reactiva. Esta es la depresión que nos alcanza cuando perdemos un trabajo, cuando fallece un ser querido o cuando una relación se termina. La dinámica interna es la misma: el deseo de continuar con el empleo o junto a la persona que fallece o de perdurar en la relación que se rompe, se ve bruscamente frustrado ya que objetivamente es irrealizable. La persona, sin embargo, se queda fijada a este deseo imposible de hacerse realidad y hace los síntomas de la depresión. Estas depresiones suelen ser pasajeras y luego de un tiempo, que llamamos duelo, suele remitirse en la mayoría de los casos.
Existe otro tipo de depresión que requiere de un poco más de atención. Le llamamos depresión endógena y en este caso no parece existir una causa aparente frente a la cual se esté reaccionando. Todo parece estar dentro del propio individuo, dentro de las cosas que le han ido sucediendo a través de la vida. Aquí me detengo un momento para poder explicar una parte de nuestro inconsciente: desde que somos pequeños vamos construyendo una imagen ideal de nosotros mismos en la que colocamos no sólo nuestros deseos sino también las esperanzas de aquellos que nos han ido rodeando. Así, en esta imagen ideal podemos sentirnos como un gran héroe o el centro del universo, un gran médico, desear tener el cuerpo ideal o un color de piel determinado. Por tratarse de una fantasía ideal (privada) sobre nosotros mismos le llamamos “ideal-del-Yo”. La vamos construyendo a partir de nuestros más profundos deseos, fantasías o anhelos para nosotros mismos o como respuesta a los deseos o anhelos que nuestros padres tienen para nosotros.
Resulta que este ideal-del-Yo se termina convirtiendo en ese deseo intenso al que nos sentimos fijados y que sabemos que no puede ser realizado. Así, no tener el cuerpo ideal, sentir que no hemos cumplido con las expectativas de nuestros padres, no ser como nuestro héroe o cantante favorito, etc. son frustraciones que se convierten en depresión con el tiempo.
La depresión es acumulativa
Durante toda nuestra vida sufrimos pérdidas. Una pérdida puede producir depresión pero no siempre. Algunas veces si estas pérdidas no han sido procesadas, es decir, habladas lo suficiente con alguien que nos ayude, se van fijando como deseos inconscientes. Con el tiempo reaparecen en la forma de una depresión endógena que resume no uno sino muchos de estas pérdidas o deseos frustrados que se han ido acumulando a lo largo de la vida. Como pueden ver cada persona tendrá sus fantasías privadas y vivirá sus propias pérdidas. Esto hace que a una determinada edad aparezcan depresiones sin causas aparentes. Un ejemplo que se ve con frecuencia en la consulta es la depresión de mujeres mayores relacionada a abortos sufridos durante su juventud, por ejemplo.
Algunos tips
Obviamente hay grados de depresión y dependiendo de esto habrá que recurrir a los especialistas. Sin embargo, uno puede evitar que una depresión sea mayor siguiendo los siguientes consejos:
¿Qué es en verdad la depresión?
Desde el punto de vista de la sintomatología, la depresión se ha descrito a partir de la existencia de tres factores presentes: el autorreproche, la inhibición y la tristeza. El autorreproche como medida de una muy baja autoestima o insatisfacción de uno mismo; la inhibición, abulia o falta de energía y deseo para hacer las cosas; y la tristeza como el afecto predominante.
Desde el punto de vista médico, la depresión implica una baja en un neurotransmisor llamado serotonina. La serotonina es una sustancia muy importante del sistema nervioso y está vinculada tanto a la depresión como a la autoestima, el control de los impulsos, el control de la ansiedad y los ataques de pánico.
Las causas de la depresión son en su mayoría psicológicas. Lo esencial de la depresión no lo vamos a encontrar en el llanto, ni en la tristeza, ni en la inhibición, ni en la insatisfacción de uno mismo. Básicamente se trata de una lucha interna en el individuo deprimido: un deseo al que él está intensamente fijado pero que, a su vez, es vivido como completamente irrealizable. Este resulta ser el contenido del pensamiento depresivo, más allá de las formas que vaya a adquirir externamente.
¿Hay diferentes depresiones?
Existen tipos distintos de depresión. Si bien pudiera existir una predisposición genética, ésta sería extremadamente rara o difícil de demostrar. En general hablamos de dos grandes tipos de depresión: la primera es la que se produce como reacción a una situación y por esta razón se llama depresión reactiva. Esta es la depresión que nos alcanza cuando perdemos un trabajo, cuando fallece un ser querido o cuando una relación se termina. La dinámica interna es la misma: el deseo de continuar con el empleo o junto a la persona que fallece o de perdurar en la relación que se rompe, se ve bruscamente frustrado ya que objetivamente es irrealizable. La persona, sin embargo, se queda fijada a este deseo imposible de hacerse realidad y hace los síntomas de la depresión. Estas depresiones suelen ser pasajeras y luego de un tiempo, que llamamos duelo, suele remitirse en la mayoría de los casos.
Existe otro tipo de depresión que requiere de un poco más de atención. Le llamamos depresión endógena y en este caso no parece existir una causa aparente frente a la cual se esté reaccionando. Todo parece estar dentro del propio individuo, dentro de las cosas que le han ido sucediendo a través de la vida. Aquí me detengo un momento para poder explicar una parte de nuestro inconsciente: desde que somos pequeños vamos construyendo una imagen ideal de nosotros mismos en la que colocamos no sólo nuestros deseos sino también las esperanzas de aquellos que nos han ido rodeando. Así, en esta imagen ideal podemos sentirnos como un gran héroe o el centro del universo, un gran médico, desear tener el cuerpo ideal o un color de piel determinado. Por tratarse de una fantasía ideal (privada) sobre nosotros mismos le llamamos “ideal-del-Yo”. La vamos construyendo a partir de nuestros más profundos deseos, fantasías o anhelos para nosotros mismos o como respuesta a los deseos o anhelos que nuestros padres tienen para nosotros.
Resulta que este ideal-del-Yo se termina convirtiendo en ese deseo intenso al que nos sentimos fijados y que sabemos que no puede ser realizado. Así, no tener el cuerpo ideal, sentir que no hemos cumplido con las expectativas de nuestros padres, no ser como nuestro héroe o cantante favorito, etc. son frustraciones que se convierten en depresión con el tiempo.
La depresión es acumulativa
Durante toda nuestra vida sufrimos pérdidas. Una pérdida puede producir depresión pero no siempre. Algunas veces si estas pérdidas no han sido procesadas, es decir, habladas lo suficiente con alguien que nos ayude, se van fijando como deseos inconscientes. Con el tiempo reaparecen en la forma de una depresión endógena que resume no uno sino muchos de estas pérdidas o deseos frustrados que se han ido acumulando a lo largo de la vida. Como pueden ver cada persona tendrá sus fantasías privadas y vivirá sus propias pérdidas. Esto hace que a una determinada edad aparezcan depresiones sin causas aparentes. Un ejemplo que se ve con frecuencia en la consulta es la depresión de mujeres mayores relacionada a abortos sufridos durante su juventud, por ejemplo.
Algunos tips
Obviamente hay grados de depresión y dependiendo de esto habrá que recurrir a los especialistas. Sin embargo, uno puede evitar que una depresión sea mayor siguiendo los siguientes consejos:
- Tener un adecuado balance entre el Yo y el ideal-del-Yo, es decir entre lo que uno es y lo que uno desearía ser. Para esto es importante aprender a aceptarse y conocer nuestras propias limitaciones. Mejorar lo que es posible mejorar de nosotros y aprender que se trata de nuestra capacidad de luchar por nuestras metas más que la obligación de alcanzarlas siempre.
- Aprender a hablar de nuestras penas, dolores y problemas. Aunque es difícil para algunos (sobre todo varones) el aprender a expresar nuestras tristezas con las personas más cercanas a nosotros es una tarea impostergable.
- La oxigenación de las neuronas es aeróbica y, por lo tanto, el ejercicio aeróbico periódico (caminar, correr, montar bicicleta, spinnig, baile, etc.) es importante para evitar la depresión y para superarla con más facilidad de ser el caso.
Hoy se ofrecen muchos tipos de terapias alternativas (cromoterapia, terapias florales, acupuntura, plantas medicinales, etc.). Con todo el respeto que me merecen en otros campos, yo suelo desconfiar de la eficacia de la mayoría de ellas para estos casos. Si conocemos a alguien que está hundido en una pena que no logra manejar, con o sin causa aparente; si esta pena lo limita para ser feliz o poder trabajar o llevar una vida social normal, es mejor consultar de inmediato a un psicoterapeuta quien, de considerarlo necesario, sugerirá una interconsulta con un médico para la aplicación eventual de medicación como un complemento de la imprescindible psicoterapia.
(aparecido en ESTAMPA, suplemento dominical del diario Expreso, Lima-Perú, el día 2-Mar-2008)
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