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REFLEXIONES EN EL DIA DEL AMOR

El jueves 14 pasado se celebró en muchos países el día de San Valentín, también conocido allí donde lo celebran como el “día del amor”. En nuestro país no sé en qué momento hubo un cambio y se pasó a llamar el día del “amor y la amistad”, con una inexplicable tendencia a usar solamente lo del “día de la amistad”. Yo me quedo con lo del “día del amor” que, además, es más fiel a la historia del santo que le da el nombre ya que San Valentín, por el año 270 d.C. se hizo famoso por realizar un gran número de matrimonios entre las primeras comunidades cristianas de la antigua Roma, contra la voluntad de Calpurnio, gobernador de la ciudad en la época del emperador Claudio II y que lo persiguió a muerte. Su fama dentro de la ciudad le valió al final el martirio, como a mucho de los cristianos de la época. Sus restos se conservan en la basílica que lleva su nombre en la ciudad de Terni, Italia, y cada 14 de febrero se celebra allí una ceremonia en que las parejas que van a casarse durante el año renuevan sus compromisos.

Como se puede ver, el 14 de febrero tiene que ver mucho más con el amor de pareja que con la amistad y como este es un espacio para hablar sobre la pareja, el amor y la sexualidad, no puedo desaprovechar la oportunidad para poder hacer alguna reflexión sobre el amor.

Amor es cuando una niña se coloca perfume y el niño se coloca loción para después de afeitarse, y los dos salen juntos y se huelen. (Carlos, 5 años)

A lo largo de toda nuestra vida, amamos. Desde el nacimiento amamos a nuestra madre, en la infancia amamos a nuestra familia, en la adolescencia y juventud nos enamoramos y en la adultez conocemos el amor de verdad. Entonces a lo largo de toda nuestra vida experimentamos el amor, aunque de distintas maneras. Una experiencia no cancela a las anteriores, las mejora. El amor infantil (o amor narcisista) puede permanecer toda la vida como una tendencia a sentirnos fusionados con el ser amado. El amor adolescente, el de las estrellitas en el pecho, lo tratamos de prolongar aún en la vida adulta. Sin embargo, aquello que realmente llamamos amor es el que alcanzamos sólo cuando hemos madurado lo suficiente y se conoce como amor adulto. Como dije hace un momento, éste amor adulto no cancela las sensaciones anteriores, pero las coloca en un segundo plano.

El amor de pareja adulto no tiene nada que ver con sufrir, ni con almas gemelas. Tiene que ver con tres puntos muy importantes: la tolerancia de las diferencias, la construcción de una ilusión compartida y el trabajo de equipo. Todo esto, por supuesto, sazonado con una dosis adecuada de vida sexual activa, aunque les pido que observen que no siempre una vida sexual activa implica amor de verdad. Sé que esto no sonará muy romántico y que dista mucho de aquellas cosas a las que nos tienen acostumbrados las canciones de moda pero, créanme, en estos tres puntos consiste el secreto de las parejas exitosas.

Amor es cuando tú sales a comer y ofreces tus papas fritas sin esperar que la otra persona te ofrezca las papas fritas de ella. (Cristina, 6 años)

Nacemos con la sensación de una fusión absoluta con el ser amado (que en este momento es nuestra madre) de cuyas entrañas hemos salido. Tenemos la fantasía de sentir todo aquello que ella siente y la seguridad de que todo lo que nosotros sentimos será inmediatamente captado por ella para ser atendido. Se genera entonces una sensación de que en esta unión todo es posible. Estamos seguros de que no existen barreras entre el objeto amado y el amante. Durante el resto de nuestros días desearemos, desde lo más profundo, la vuelta a este estado inicial. Y aunque esta sensación es sumamente agradable, si pretendemos repetirla también ser la fuente de una profunda desolación. Aceptar las diferencias entre las personas es admitir que ese estado de fusión, de unificación de las dos medias naranjas, es sólo una ilusión a la que se puede llegar por momentos efímeros, pero que la realidad es la de dos personas diferentes que logran construir juntos un “nosotros”, donde las necesidades de ambos estén admitidas sin generar conflictos.

Amor es como una viejita y un viejito que son muy amigos todavía, aunque se conocen hace tiempo. (Tomás, 6 años)

Sobre la base de las diferencias es que construimos juntos una ilusión. Esto quiere decir que no amamos más a aquella persona que más colme nuestras expectativas sino a aquella persona con la que estamos convencidos que podremos construir algo: una ilusión negociada, compartida entre dos. Es tan errado imponer una ilusión al otro como no tener ninguna.

Cuando mi abuela se enfermó de artritis, ella no se podía agachar para pintarse las uñas de los pies, mi abuelo, desde entonces, pinta las uñas de ella aunque él también tiene artritis. (Rebeca, 8 años)

Cuando amamos pensando sólo en el balance y el equilibrio, es decir, en lo que desde nuestro parecer es justo o injusto, rompemos la lógica más importante para el amor: la de trabajar como un equipo. Algunas veces podremos sentir que la distribución de las tareas no es justa pero la coordinación de roles lo que hace que se puedan alcanzar objetivos. Hablar de trabajo en equipo no deja de lado la equidad sino que la redefine en función de un ideal negociado a construir de a dos.

Amor es cuando tú le dices a un chico que él está vistiendo una camisa linda y él se la pone todos los días. (Noelia, 7 años)

Al final siempre está el marco de la sexualidad. Somos seres sexuados y con la capacidad de disfrutar de ella dentro de la vida en pareja, liberándola del rol exclusivo de la reproducción. Una vida sexual activa y placentera será siempre un indicador de una comunicación adecuada. Por el contrario, una vida sexual pobre, sin capacidad de compartir las fantasías y marcada por el temor o la vergüenza, será más bien el síntoma de una vida en pareja con problemas.

Recordemos que el amor es sinónimo de creatividad y que, por el contrario, relaciones rígidas están más del lado de la patología. Espero sinceramente que hayan pasado un buen día del amor, renovando sus votos de construir un amor realmente libre.

(aparecido en ESTAMPA, suplemento dominical del diario Expreso, Lima-Perú, el día 17-Feb-2008)

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