Aunque pueda parecer sexista, se ha comprobado que desde su pubertad las mujeres presentan mayor riesgo de sufrir trastornos psíquicos que los hombres. Esta fragilidad se extiende durante toda su vida fértil y se manifiesta de muchas maneras. La depresión, la ansiedad o los ataques de pánico, por ejemplo, son más frecuentes entre las mujeres que entre los varones.
Si bien antes se pensaba que esto podía deberse a factores externos ya que las mujeres sufrirían de un stress adicional al ser discriminadas o estar obligadas a desempeñar diversos roles simultáneamente (como el de madre, ama de casa y profesional a la vez), los estudios más recientes indican que esto no depende de la cultura o las actividades que desarrollan. Hoy los científicos se inclinan a pensar que se trata de una predisposición neurofísica.
¿Por dónde empezar? Una primera impresión (bastante general) viene de observar las distintas estructuras de la personalidad. La mujer tiene una tendencia mayor a hacer rasgos más pronunciados de histeria que los varones. No digo que la histeria sea más frecuente en las mujeres que en los hombres, lo que afirmo es que los rasgos histéricos son más pronunciados en ellas que en ellos. En torno a este tema se me viene al recuerdo la siguiente viñeta: Patricia es una chica en sus treinta que desde hace unos años convive con su novio de origen inglés. Cuando habla sobre las dificultades de comunicación que tiene con él me cuenta la siguiente anécdota: “cuando le digo (al inglés): ¡no me beses!, ¿sabes lo que hace?... ¡No me besa! Y cuando le digo que se vaya, ¿sabes lo que hace? … (sorprendida) ¡Se va!”. Esta es una forma de vivir la histeria que pocas veces las veremos en un varón. Este tema de cómo afecta la histeria a unos y a otros quizá sea la razón por la que los intentos de suicidios son mucho mayores en las mujeres que en los caballeros, aunque el número de suicidios exitosos, por el contrario, son mucho mayores en varones que en las damas.
Profundicemos un poco más. Tanto hombres como mujeres nos deprimimos, pero estadísticamente la depresión en mujeres es mayor y con niveles más profundos. Lo que es más preocupante es que, en el caso de ellas, la depresión empieza más temprano, esto quiere decir que cada día hay más adolescentes y niñas que sufren este desorden.
Hablando de adolescencia, no podemos dejar de lado los trastornos de alimentación y otros similares donde la imagen corporal está comprometida. La anorexia y la bulimia se presentan con mayor frecuencia en mujeres que en varones. Las vinculo a la adolescencia porque suele ser la edad más vulnerable para la aparición por primera vez de estos cuadros y suelen acompañarlas, en muchos casos, durante toda la vida. Todos sabemos que son frecuentes los casos de mujeres que pierden la vida a causa de la anorexia y que son casi inexistentes los casos de varones que hayan llegado a morir por causa este trastorno.
Otro tema importante es el del manejo de la angustia y la ansiedad. Es cierto que los varones sufrimos de ataques de angustia, algunos de los cuales nos lleva a confundirlos con problemas cardíacos. Sin embargo, ellas los sufren con mayor fuerza, es decir, el ataque de angustia se transforma con mayor facilidad en un cruel ataque de pánico que las inmoviliza al extremo de sentir que se pueden morir sin razón alguna.
Ahora hablemos de cosas mucho más específicas del género femenino. Muchas mujeres reconocen cambios en su conducta en la etapa pre-menstrual y durante la menstruación. Se conoce como “trastorno disfórico premenstrual” (TDP) a estos cambios en la conducta y el carácter que afectan a algunas mujeres unos días antes de la regla y a otras desde el inicio de ésta. En algunos de los casos manifiestan tristeza, desesperanza, ansiedad o impaciencia, en otros una sensación de no poder soportarse a sí mismas ni a las personas que las rodean. Dependiendo del grado podemos hablar incluso de “psicosis menstruales”, es decir de un estado psicótico particular de inicio abrupto, de breve duración y con recuperación completa del sentido de realidad siempre asociado a la menstruación.
En cuanto a los trastornos vinculados al embarazo, son ampliamente conocidos las trastornos depresivos post-parto, que consisten algunas veces en depresiones vinculadas a la sensación de pérdida o también a la sensación de incompletud, siendo estas últimas las que ocasionan madres que no logran diferenciarse de sus hijos, pretendiendo (sin darse cuenta en absoluto) mantener eternamente la unidad con su hijo, con todos los problemas que esta situación puede generar en los niños en el futuro.
También tenemos los trastornos vinculados a la menopausia (climaterio), donde los principales síntomas se manifiestan en los cambios de ánimo, la conducta y el carácter y por una fuerte depresión. Y así como hay trastornos vinculados a la capacidad procreadora o su pérdida, también existen trastornos psicológicos vinculados a la infertilidad, siendo éstos mucho más frecuentes en las mujeres infértiles que en los varones con el mismo problema.
La finalidad de esta revisión de la problemática psicológica femenina no sólo es la de informar a ellas para que las tengan presentes y puedan acudir por ayuda si fuera necesario, sino también para que los varones tengamos más conocimiento de todo lo que implica el ser mujer y aprendamos a ser más compañeros de nuestras parejas, tanto en las buenas como en las malas. Repito, no teman recurrir a ayuda especializada si algunas de ustedes se han visto reflejadas en algunos de los casos aquí mencionados.
Si bien antes se pensaba que esto podía deberse a factores externos ya que las mujeres sufrirían de un stress adicional al ser discriminadas o estar obligadas a desempeñar diversos roles simultáneamente (como el de madre, ama de casa y profesional a la vez), los estudios más recientes indican que esto no depende de la cultura o las actividades que desarrollan. Hoy los científicos se inclinan a pensar que se trata de una predisposición neurofísica.
¿Por dónde empezar? Una primera impresión (bastante general) viene de observar las distintas estructuras de la personalidad. La mujer tiene una tendencia mayor a hacer rasgos más pronunciados de histeria que los varones. No digo que la histeria sea más frecuente en las mujeres que en los hombres, lo que afirmo es que los rasgos histéricos son más pronunciados en ellas que en ellos. En torno a este tema se me viene al recuerdo la siguiente viñeta: Patricia es una chica en sus treinta que desde hace unos años convive con su novio de origen inglés. Cuando habla sobre las dificultades de comunicación que tiene con él me cuenta la siguiente anécdota: “cuando le digo (al inglés): ¡no me beses!, ¿sabes lo que hace?... ¡No me besa! Y cuando le digo que se vaya, ¿sabes lo que hace? … (sorprendida) ¡Se va!”. Esta es una forma de vivir la histeria que pocas veces las veremos en un varón. Este tema de cómo afecta la histeria a unos y a otros quizá sea la razón por la que los intentos de suicidios son mucho mayores en las mujeres que en los caballeros, aunque el número de suicidios exitosos, por el contrario, son mucho mayores en varones que en las damas.
Profundicemos un poco más. Tanto hombres como mujeres nos deprimimos, pero estadísticamente la depresión en mujeres es mayor y con niveles más profundos. Lo que es más preocupante es que, en el caso de ellas, la depresión empieza más temprano, esto quiere decir que cada día hay más adolescentes y niñas que sufren este desorden.
Hablando de adolescencia, no podemos dejar de lado los trastornos de alimentación y otros similares donde la imagen corporal está comprometida. La anorexia y la bulimia se presentan con mayor frecuencia en mujeres que en varones. Las vinculo a la adolescencia porque suele ser la edad más vulnerable para la aparición por primera vez de estos cuadros y suelen acompañarlas, en muchos casos, durante toda la vida. Todos sabemos que son frecuentes los casos de mujeres que pierden la vida a causa de la anorexia y que son casi inexistentes los casos de varones que hayan llegado a morir por causa este trastorno.
Otro tema importante es el del manejo de la angustia y la ansiedad. Es cierto que los varones sufrimos de ataques de angustia, algunos de los cuales nos lleva a confundirlos con problemas cardíacos. Sin embargo, ellas los sufren con mayor fuerza, es decir, el ataque de angustia se transforma con mayor facilidad en un cruel ataque de pánico que las inmoviliza al extremo de sentir que se pueden morir sin razón alguna.
Ahora hablemos de cosas mucho más específicas del género femenino. Muchas mujeres reconocen cambios en su conducta en la etapa pre-menstrual y durante la menstruación. Se conoce como “trastorno disfórico premenstrual” (TDP) a estos cambios en la conducta y el carácter que afectan a algunas mujeres unos días antes de la regla y a otras desde el inicio de ésta. En algunos de los casos manifiestan tristeza, desesperanza, ansiedad o impaciencia, en otros una sensación de no poder soportarse a sí mismas ni a las personas que las rodean. Dependiendo del grado podemos hablar incluso de “psicosis menstruales”, es decir de un estado psicótico particular de inicio abrupto, de breve duración y con recuperación completa del sentido de realidad siempre asociado a la menstruación.
En cuanto a los trastornos vinculados al embarazo, son ampliamente conocidos las trastornos depresivos post-parto, que consisten algunas veces en depresiones vinculadas a la sensación de pérdida o también a la sensación de incompletud, siendo estas últimas las que ocasionan madres que no logran diferenciarse de sus hijos, pretendiendo (sin darse cuenta en absoluto) mantener eternamente la unidad con su hijo, con todos los problemas que esta situación puede generar en los niños en el futuro.
También tenemos los trastornos vinculados a la menopausia (climaterio), donde los principales síntomas se manifiestan en los cambios de ánimo, la conducta y el carácter y por una fuerte depresión. Y así como hay trastornos vinculados a la capacidad procreadora o su pérdida, también existen trastornos psicológicos vinculados a la infertilidad, siendo éstos mucho más frecuentes en las mujeres infértiles que en los varones con el mismo problema.
La finalidad de esta revisión de la problemática psicológica femenina no sólo es la de informar a ellas para que las tengan presentes y puedan acudir por ayuda si fuera necesario, sino también para que los varones tengamos más conocimiento de todo lo que implica el ser mujer y aprendamos a ser más compañeros de nuestras parejas, tanto en las buenas como en las malas. Repito, no teman recurrir a ayuda especializada si algunas de ustedes se han visto reflejadas en algunos de los casos aquí mencionados.
(aparecido en ESTAMPA, suplemento dominical del diario Expreso, Lima-Perú, el día 24-Feb-2008)
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