Cada fin de año es una oportunidad para hacer el recuento de las cosas vividas y de realizar nuestras promesas para el año que se inicia. Voy a aprovechar la oportunidad que nos da el inicio de un nuevo año para también hacer un recuento de las temáticas tratadas a través de este espacio y poder sugerir algunas intenciones para el año que se inicia. Hemos tocado temas referidos al sexo, la sexualidad, la depresión y los vínculos de pareja. Quiero dirigirme directamente a las parejas o a aquellas personas que creen en el vínculo de pareja aunque no lo tengan por el momento. El resumen que aquí hago es una articulación de las reflexiones compartidas con Uds. para hacerlo más comprensible desde el punto de vista práctico.
Amor y Enamoramiento
En los vínculos de pareja siempre existe una primera etapa en donde los narcisismos, deseos, esperanzas o expectativas de ambas partes se liberan. Esto quiere decir que el objeto amado es percibido según lo que cada uno siempre esperó y no lo que realmente es. Ustedes, jóvenes o adultos, que leen estas líneas con seguridad han pasado por esta experiencia, que además se presenta sumamente agradable. Sólo aquellas personas extremadamente egocéntricas (lo que llamamos en psicoanálisis narcisismo maligno) no tienen la capacidad de disfrutarla y definitivamente no la conocen. En la gran mayoría de personas, se liberan durante esta etapa emociones muy parecidas al amor adulto, como las del amor infantil o la del apego. Desde el punto de vista neurológico nos sucede que empezamos a segregar una cantidad anormal de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que la hacen asemejar a una neurosis obsesivo-compulsiva más que a una locura. Si uno estaba deprimido, el aumento de la serotonina produce una sensación de bienestar que cura definitivamente cualquier tristeza.
Sin embargo, ni física ni psicológicamente es posible mantener eternamente esta promesa mutua de cada uno ser lo que el otro siempre esperó. Es el momento en que se da paso a la siguiente etapa: la del amor real. El momento del descubrimiento en que el otro tiene defectos, es engreído, egoísta o nos ha dicho toda la verdad, es el punto de quiebre en el que se juega nuestra capacidad de amar realmente. Muchos se desilusionan y abandonan la relación, es porque tenemos la disyuntiva de seguir pegados a esa sensación placentera o de aprender a construir el amor. No es sano quedarse pegados eternamente en el enamoramiento. ¿Quiere decir que no existe la posibilidad de estar “enamorados” para siempre? ¿Y aquellas parejas que sí lo logran? Aquellas parejas que lo logran son porque realmente han logrado encontrar el amor dejando atrás sus narcisismos.
Narcisismos
Es inevitable hablar del narcisismo. Una cierta dosis de narcisismo es sana e importante en todas las personas, el llamado amor propio, por ejemplo. Pero cuando es lo que prima, ya no lo es tanto. Es narcisista tanto el que se siente superior a todos (sintiendo que o que no hay nadie en el mundo tan grande como él) como el que se entrega con un desprendimiento exagerado esperanzado en recibir a cambio lo que siempre deseó. En relación a la pareja somos narcisistas cuando perdemos la perspectiva de la existencia de un “otro” con sus propios problemas y limitaciones. Somos narcisistas cuando vivimos convencidos que ese “otro” debe razonar y funcionar como a nosotros nos parece que debiera hacerlo.
Por ejemplo, cuando ellas están seguras que él no se va a acordarse de la fecha de su mes o aniversario porque no les importa, o cuando ellos dan por hecho que el que ella no quiera tomar un taxi (ya que esta vez no pueden ir a recogerla) es una completa falta de consideración, ambos quedan encerrados en su incapacidad de entender al otro como una persona diferente, con sus propias angustias y prioridades.
Conexión y desconexión
Este para mí es un tema central. Defiendo la teoría que el principal problema de las parejas es la falta de conexión (o sensación de desconexión) más que la falta de comunicación. Mi propuesta es que las parejas se sienten seguras y funcionan bastante bien mientras se sientan adecuadamente “conectadas”. Inversamente, la sensación de desconexión en las parejas es detonante de angustias de todo tipo. Tengan siempre en cuenta que lo que genera sensación de conexión es diferente en hombres que en mujeres. Para el común de las mujeres el hablar y sentirse escuchadas genera conexión y, sin embargo, para los hombres no. A lo mejor el hombre puede reconocer que la comunicación en la pareja es muy importante, sin embargo, no es lo que usualmente generará en él una sensación de conexión. Es más, a muchos hombres no les gusta hablar porque lo sienten inútil ya que no les genera lo que buscan para sentirse conectado a su pareja: el reconocimiento. Lo que a la gran mayoría de los hombres les produce la sensación de estar debidamente conectados a sus parejas es el sentirse reconocidos por ellas.
Desgraciadamente está generalizado que lo que las parejas necesitan es una comunicación adecuada. Y es cierto para la correcta marcha del día a día de la vida en pareja, sin embargo, esto no soluciona el problema de la desconexión y esto hay que tomarlo en cuenta.
Tres sugerencias para este año que se inicia
De lo aprendido hasta aquí, quiero desprender tres sugerencias para que cada uno pueda mejorar cualitativamente sus relaciones durante el 2008:
- Dejar nuestros excesos narcisistas, es decir, aceptar que nuestra pareja es otra persona y que no tiene por qué funcionar siempre como a nosotros nos parecería lógico que lo haga. Antes sentirnos afectados esperemos a entender su razonamiento, dialoguemos e intentemos que entienda por qué es importante que ellos tengan en cuenta también nuestro modo de razonar.
- No nos pasemos la vida esperando a la persona perfecta. Nuestra pareja siempre adolecerá de algo que hubiéramos deseado tener, sin embargo, el amor se cimenta mucho más sobre lo que se puede construir juntos que sobre las cualidades de cada uno.
- Encontremos la forma de no perder la conexión con nuestras parejas. Hombres: recuerden que halagar a sus mujeres es placentero para ellas pero no es lo que les produce más seguridad; intenten escucharlas más y aprendan a dialogar sin imponer; mientras ellas les hablan muestren señales de estar interesados en el tema (escucha activa). Mujeres: entiendan que si su pareja no habla no es porque no quiera; muchas veces es porque no sabe o porque, en su experiencia, el hablar no trae consigo esa sensación buscada de estar conectados; si desean dialogar partan haciéndoles notar lo mucho que aprecian lo que hacen por Uds.; háganles notar esto no sólo con palabras sino, sobre todo, con gestos.
Espero que este año logremos, junto con el bienestar en lo económico, encontrar el equilibrio emocional básico para poder disfrutar de todo lo bueno que la vida nos puede dar. Les deseo a todos un buen año 2008.
(aparecido en ESTAMPA, suplemento dominical del diario Expreso, Lima-Perú, el día 6-Ene-2008)
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