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Diálogos matapasiones

“Amor, si te digo algo ¿me prometes que no te vas a molestar?”, “Te voy a decir algo pero no lo vayas a tomar a mal…”, “Amor, creo que tenemos que hablar de nuestra relación”… ¿Nunca les ha pasado que Uds. o sus parejas han empezado una conversación con alguna de estas frases? ¿Y qué sucedió después? No tienen que pensarlo mucho, con seguridad todo salió un desastre. Las tres variantes escogidas apuntan a un mismo reto: el reto de hablar sobre lo que cada uno siente respecto de la relación o del matrimonio. Es un reto en el que la mayoría de las parejas va perdida desde el inicio. Ellas piensan que ellos no quieren hablar y ellos piensan que es inútil hablar de esto. No importa la variante escogida en las que se solicite hablar sobre el “nosotros”, el intento casi siempre va destinado al fracaso.

Seguramente que si el lector es una mujer, en estos momentos estará pensando que estos diálogos fracasan antes de nacer porque a los varones no nos gusta hablar. Ellas quisieran que sus parejas acudieran gustosos (y locuaces) para hablar de los problemas de la relación o el matrimonio y de la forma cómo lo están llevando juntos pero sienten que a ellos no les gusta hablar. En cambio los lectores varones simplemente estarán absolutamente convencidos que hablar de tal cosa simplemente no lleva a nada ya que cada vez que lo han intentado, ella se dedicó a enrostrarle la lista de defectos que, según ella, él tenía.

“El es muy hábil para aconsejar a los demás, pero cuando le pregunto sobre nosotros, simplemente se queda callado”. “Si estamos en público él no para de hablar, aconsejar u opinar, pero cuando llegamos a la casa se pone a ver su televisión y no habla para nada”. No hay vuelta que dar: ellas sienten que a los hombres no les gusta hablar, pero… ¿será cierto?

Sensación de “conexión”
Los investigadores P. Love y S. Stosny sostienen que “hablar de la relación” lleva siempre a las parejas a un sentimiento de “desconexión”. Fíjense bien, esto quiere decir que no es un problema de comunicación sino de sentirse adecuadamente conectados. Lo que sucede es que las mujeres usan el diálogo para buscar la sensación de conexión con su pareja, ya que el diálogo y la conversación son para ella una forma de conseguir soporte y apoyo. Los hombres, en cambio siguen otro camino: buscamos la conexión con nuestras parejas a través del reconocimiento. Sentir el reconocimiento de ellas es lo que nos hace sentirnos adecuadamente conectados a ellas. Tanto ellas como ellos buscan la conexión, aunque sin saber que lo hacen por vías diferentes y cuando el consorte no responde como cada cual esperaría, terminan ambos con una fuerte sensación de no estar conectados.

La frustración del diálogo para las mujeres
La investigadora D. Tannen, de la Universidad de Georgetown, se dedicó muchos años a revisar videos y a hacer observaciones de hombres y mujeres de toda edad conversando entre sí, y pudo distinguir algunas características que diferencian a los hombres de las mujeres cuando conversan entre ellos y que hacen que ellas piensen que a ellos, en realidad, no les gusta conversar: (1) Las mujeres conversaban entre sí mirándose a los ojos, mientras los hombres tendían a conversar mirando a cualquier parte. (2) Las mujeres podían mantener un tema largo tiempo mientras los hombres en grupo tendían a saltar de tema en tema. (3) Las mujeres hacían una serie de ruidos mientras escuchaban (los comprendidos en la llamada “escucha participativa”: “mmm…”, “ajá…”, “¡No me digas…!”, etc.) mientras los hombres solían escuchar en silencio. (4) En cuanto a la intención o uso de la conversación, las mujeres intentaban buscar acuerdos o apoyo, mientras los hombres usaban la conversación para buscar otros puntos de vista.

Según Tannen, si una mujer propone a un hombre conversar sobre un tema que considere importante, éste no podrá mantener el tema todo tiempo que a ella le gustaría y cambiará o saltará a otros temas adicionales; escuchará en silencio (sin señales de asentimiento) y mirando hacia cualquier sitio menos a los ojos de su mujer; por último, cometerá el pecado más grande: le dará su propio punto de vista y como ella usa el conversar para buscar apoyo y concordancia, interpretará la discrepancia como una desconexión total. Encima si el tema es la misma relación, el resultado será realmente fatal.

La frustración del reconocimiento para los hombres
Los hombres no suelen hablar de las relaciones porque hablar no les produce ningún tipo de sensación de conexión. Es más, aunque no tienen claro por qué, en muchas ocasiones lo evitan porque presienten que el tema es un pretexto de ellas para buscar otra cosa. Esto es porque para ellos hay cosas que les producen una sensación de cercanía mucho mayor que la conversación o el diálogo.

Ser reconocidos adecuadamente forma, para los hombres, el pilar fundamental mediante el cual se sienten unidos o conectados a su pareja y a su familia: “No les importa cómo me rompo el alma para ganar el dinero que nos permite tener lo que tenemos y encima ellos se quejan de que no les doy el suficiente tiempo”. No se trata de una postura narcisista sino de el deseo honesto de que su pareja los haga sentir menos vulnerables a la sensación de fracaso. Sentirse fracasado, para el macho organizado en jerarquías, genera inseguridad y una pareja que lo aleje de tal sensación es algo que él agradecerá eternamente. ¿Inseguridad de los hombres? No, o no sólo, al menos. Los estudios parecen demostrar que se trata de la forma cómo el hombre (al igual que la mujer con la conversación) aleja la sensación de fracaso en su propio rol.

Está comprobado que la mayoría de las infidelidades de los hombres empiezan con el encuentro con mujeres que les hacen sentirse reconocidos en todos sus logros y las infidelidades de las mujeres empiezan con el encuentro con hombres que les hagan sentirse adecuadamente escuchadas. Quiero resaltar que no se trata de que al hombre le guste que le alimenten el ego ni que a la mujer le guste que le digan sí a todo lo que piensa. Lo que he querido mostrar hoy, en primer lugar, es que la sensación de conexión con sus parejas es fundamental tanto en hombres como en mujeres y, en segundo lugar, de que ambos la buscan aunque por caminos diferentes. Esto forma parte de la naturaleza de cada género en nuestra sociedad y conocerlo es importantísimo para una adecuada vida en pareja. Obsérvenlo, piénsenlo y ojalá les sirva de ayuda. ¡Suerte!
(Publicado en ESTAMPA, suplemento dominical del Diario Expreso, Lima-Perú, el día 02-Dic-2007)

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