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¿Por qué es tan complicada la comunicación entre hombres y mujeres?

Cecilia le dice a César: “Me duele la cabeza” y de inmediato César le alcanza una aspirina. Cecilia se queda con la sensación de que César desea sacarse un problema de encima y que ella, en realidad, no le importa mucho a su marido.
César le dice a Cecilia: “Me duele la cabeza” y Cecilia le responde: “A veces yo también tengo dolores de cabeza iguales”. César piensa que su mujer nunca le entenderá y que siempre trata de competir con él ya que cada vez que siente un dolor de cabeza ella dice haber tenido uno peor.

¿Qué pasa con la comunicación? ¿Se trata de César y Cecilia o hay algo más que no estamos entendiendo? Como vemos cada uno responde de una manera diferente a la misma situación. Asumiremos que no se trata de estilos personales sino que aquí hay algo más: vamos a asumir que se trata de estilos de razonar diferentes por el solo hecho de que César es hombre y que Cecilia es mujer, y que esto va más allá de la consciencia de cada cual.

Resumiendo: si alguno de ustedes ha sufrido una discusión con su pareja como las de César o Cecilia, quiero decirles que existe la posibilidad (como veremos) que no se trate de mala voluntad por parte de sus parejas sino de que se trate de la forma en que los hombres y las mujeres hemos ido aprendiendo a expresarnos dentro de la sociedad.

Hombres y mujeres nos comunicamos de manera distinta
La comunicación entre hombres es absolutamente distinta a la comunicación entre mujeres. Es común pensar que ellos siempre hablan del trabajo, del deporte, del dinero o de las inversiones que desean hacer, en tanto que ellas, reunidas, hablan de los hijos, de algunos temas que les interesan o de las telenovelas. En el caso de ellos es importante que se resalte la competencia y en el caso de ellas el vínculo común.

Durante un recreo en la escuela de mis hijos, vi jugar al fútbol a un grupo de niños de 7 años. Casi no se notaban cuáles eran los equipos ya que cada uno parecía ser un equipo diferente. Aquel que se apoderaba de la pelota debía demostrar lo bueno que era con ella. Sin embargo, mientras los chicos jugaban de esta manera, las niñas estaban sentadas en un rincón poniéndose de acuerdo sobre el juego de rol que iban a representar. Esto significa que para los hombres, aún desde pequeños, la competencia y las relaciones que resalten el status son muy importantes, mientras que para las mujeres, desarrollar un vínculo en el grupo lo es más y después (y sólo después) se puede dar la competencia entre ellas. Quiere decir que en primera instancia la tendencia de los hombres será la de resaltar sus propias capacidades (competir), aunque esto impida generar una base de unión o intimidad, y la tendencia de las mujeres será, por el contrario, la de generar una plataforma de intimidad (vínculo) sobre la cual puedan incluso competir. En esta línea, de adultos los hombres tendemos a especializarnos en ser los que solucionan mejor los problemas (del hogar, de la política, del mundo) y las mujeres se especializan en establecer vínculos de comunicación (hablar) a través de los cuales se denote intimidad.

Y… ¿qué pasó con César y Cecilia?
Cuando César responde a Cecilia que le va a conseguir una aspirina, está dándole lo mejor de él: como hombre, ha sido preparado para luchar y competir a favor de los suyos, y solucionar los problemas es lo que mejor sabe hacer, o al menos eso piensa. Mientras que cuando Cecilia responde que ella también sufre de dolores de cabeza, está intentando decirle a su marido que ella es capaz de entenderlo perfectamente porque a veces ella también ha pasado por el mismo trance. Ambos están respondiendo como aprendieron a hacerlo y lo hacen de la forma más amorosa y sincera, sin embargo, como uno piensa desde el “solucionar problemas” la mujer no se siente comprendida ya que esperaría que hasta en lo del dolor de cabeza se exprese el vínculo. En el caso opuesto, él, que es muy sensible a lo que es competir, tampoco se siente comprendido ya que interpreta la respuesta de su mujer como una forma de competencia y no como la intención de establecer un vínculo de comprensión.

Conocer de estas diferencias en los estilos de expresarnos que tenemos hombres y mujeres permite entender y evitar los malos entendidos. Situaciones como las siguientes:
  • El esposo invita a alguien a cenar y la esposa le reclama sobre por qué no le llamó siquiera a avisarle. El esposo siente que él no tiene por qué estar pidiendo permiso y ella siente que él no la toma en cuenta.
  • Cuando ambos están en público, él es muy locuaz y ella habla poco mientras que cuando están en la casa, él no habla y en cambio ella habla todo el tiempo.
  • El esposo piensa que no debe dar explicaciones cuando llama la atención a su hijo y la esposa piensa que es importante explicar por qué se está dando un castigo.
  • En el trabajo, un gerente hombre organiza la oficina de una manera vertical y de trabajo en equipo con un claro liderazgo, mientras que una gerente mujer buscará crear un clima mucho más íntimo, aunque muchas veces se le vaya de las manos.
Aunque algunos matices pueden variar, todas son situaciones donde cada cual funciona de acuerdo a su lógica. No todo en la pareja proviene de la patología, es decir de la enfermedad. Algunos de los desencuentros son evitables si se conocen estas diferencias de estilos entre hombres y mujeres (1).
(Publicado en ESTAMPA, suplemento dominical del Diario Expreso, Lima-Perú, el día 11-Nov-2007)

(1) Aquellos que deseen profundizar en este tema, pueden revisar los trabajos de la Dra. Deborah Tannen sobre la comunicación entre los hombres y las mujeres.

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