Hace unos días leí que el proceso que va desde el enamoramiento hasta el amor verdadero tiene 5 etapas: Etapa 1: cuando el amor es romántico. Cuando nos volvemos “locos” por el ser amado y deseamos estar a su lado permanentemente, estar siempre en contacto. Es la etapa de la negación de las diferencia: “nos amamos porque a los dos nos gustan las mismas cosas”, “somos iguales y tenemos los mismos principios”, “siempre estamos de acuerdo en todo”, etc. Etapa 2: cuando aparece la ilusión del amor por siempre. En la etapa anterior estamos locos pero no tanto como para creer firmemente que la relación durará para siempre. Aquí soñamos con “cuando nos casemos…”, “cuando tengamos nuestros hijos…”, etc. Las ilusiones nos sostienen para poder tolerar las primeras desilusiones al descubrir que realmente no somos iguales, aunque todavía son pocas. “ojalá que no cambie más”, dicen ellos; “bueno, ha cambiado pero yo voy a hacer que él vuelva a ser como a mí me gusta”, dicen ellas. Como
Amor, si te digo algo ¿me prometes que no te vas a molestar?” “Te voy a decir algo pero no lo vayas a tomar a mal…” “Amor, creo que tenemos que hablar de nuestra relación”… ¿Nunca les ha pasado que Uds. o sus parejas han empezado una conversación con alguna de estas frases? ¿Y qué sucedió después? No tienen que pensarlo mucho, con seguridad todo salió un desastre. Las tres variantes escogidas apuntan a un mismo reto: el reto de hablar sobre lo que cada uno siente respecto de la relación o del matrimonio. Es un reto en el que la mayoría de las parejas va perdida desde el inicio. Ellas piensan que ellos no quieren hablar y ellos piensan que es inútil hablar de esto. No importa la variante escogida en las que se solicite hablar sobre el “nosotros”, el intento casi siempre va destinado al fracaso. Seguramente que si el lector es una mujer, en estos momentos estará pensando que estos diálogos fracasan antes de nacer porque a los varones no nos gusta hablar. Ellas quisieran que sus