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Mostrando entradas de diciembre, 2007

Depresiones Navideñas

Durante las fiestas de fin de año, específicamente durante la época previa a la Navidad, es común escuchar expresiones como: “No me gusta la Navidad”, “La Navidad me deprime”, “Durante la época de Navidad siempre ando con una opresión en el pecho”. No me refiero sólo a pacientes en el consultorio sino también a las personas en la calle. Les propongo que cada uno de Uds. indague entre amigos a su alrededor. Verán que no todo es alegría y júbilo durante las fiestas de Diciembre. Un esbozo de melancolía, tristeza y hasta depresión también suele filtrarse. Pensaba en estos temas cuando encontré una nota de la agencia United Press International (UPI) en la que se mencionaba que en Lima-Perú los casos de depresión y suicidios aumentan en un 40% durante las fiestas de fin de año. Estos datos fueron hechos públicos por una entidad vinculada a la salud mental y la nota correspondía al 4 de Diciembre de este año, aunque después encontré que esta nota era un refrito ya que hace un año, Radio Prog

El Duelo

El Sr. XY terminó una relación de 4 años y hasta ahora no ha logrado dejar de pensar en su pareja. A pesar que es consciente que esa relación le hacía mucho daño, sufre y no tiene ningún interés por el trabajo. Hace más de un año que ella lo dejó y aún hoy, luego de unos tragos, llora desconsoladamente y tiene que hacer muchos esfuerzos por no irla a buscar. La Sra. XX enviudó luego de sólo tres meses de matrimonio y no se explica porqué Dios, que le dio la felicidad, se la quitó tan pronto. Para ella ya nada tiene sentido y afirma estar molesta con Dios por haberla maltratado tanto. Ya no piensa siquiera en la vida que pudo haber tenido o en los momentos buenos que alcanzó a disfrutar. Sólo siente mucha rabia. Mujeres, hombres, niños, jóvenes, adultos. Las pérdidas no respetan edades, género ni orientación sexual. Perdemos seres queridos porque fallecen; parejas porque las relaciones terminan; perdemos trabajos a los que estábamos acostumbrados por años. Y luego de la pérdida nos hund

…mi hijo… ¿gay?

“Doctor, a través de una sobrina nos hemos enterado que a nuestro hijo le gustan los hombres. Nosotros pensamos que la homosexualidad es una enfermedad y quisiéramos que Ud. lo cure”. La cita es real. La pronunciaron una pareja de padres que vinieron a visitarme para que ayude a su hijo de 15 años. Se les veía sinceramente preocupados y esperanzados en que una apropiada psicoterapia pudiera hacer por su hijo lo que ellos no habían podido: hacer de su hijo un “hombrecito”. Seamos sinceros: la gran mayoría de los padres nos sentiríamos preocupados si alguno de nuestros hijos o hijas nos declarara su orientación homosexual. Nuestros narcisismos (es decir, esa parte de nosotros que piensa que porque nosotros somos heterosexuales ellos automáticamente también lo serán) se sentirán profundamente heridos y, ante el dolor producido por esta herida, reaccionaremos negando la situación (“¿Mi hijo gay? ¡No, imposible!”; “Sólo está confundido, son cosas de la edad, ya se le pasará…”, “No quiero ha

El amor (de pareja) en los tiempos…

Quiero usar de “pre-texto” este extraordinario texto extraído del libro “El amor en tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez (1985) para que podamos ser testigos, guiados por su deliciosa pluma, de muchos de los aspectos que rodean la naturaleza de los conflictos de pareja. Tenía razón el viejo Freud cuando a principios del Siglo XX afirmaba que la ciencia llega siempre tarde a lo que poetas y filósofos ya conocían desde antes. Les ubico en la escena: los personajes que intervienen son el doctor Juvenal Urbino y su esposa Fermina Daza, ambos de familias muy respetadas, y cuyo matrimonio llegó a celebrar sus bodas de oro. ¡Cincuenta años juntos! Las fantasías más privadas quedaron atrás y ya con muy pocas posibilidades de realizarse en la vida. Ella, Doña Fermina, se casó por decencia y él por amor. La viñeta que leeremos sucedió cuando andaban por los 30 años de matrimonio. Me gustaría que pongan especial atención a los comentarios del narrador tanto como a los hechos en sí. Les s

Diálogos matapasiones

“Amor, si te digo algo ¿me prometes que no te vas a molestar?”, “Te voy a decir algo pero no lo vayas a tomar a mal…”, “Amor, creo que tenemos que hablar de nuestra relación”… ¿Nunca les ha pasado que Uds. o sus parejas han empezado una conversación con alguna de estas frases? ¿Y qué sucedió después? No tienen que pensarlo mucho, con seguridad todo salió un desastre. Las tres variantes escogidas apuntan a un mismo reto: el reto de hablar sobre lo que cada uno siente respecto de la relación o del matrimonio. Es un reto en el que la mayoría de las parejas va perdida desde el inicio. Ellas piensan que ellos no quieren hablar y ellos piensan que es inútil hablar de esto. No importa la variante escogida en las que se solicite hablar sobre el “nosotros”, el intento casi siempre va destinado al fracaso. Seguramente que si el lector es una mujer, en estos momentos estará pensando que estos diálogos fracasan antes de nacer porque a los varones no nos gusta hablar. Ellas quisieran que sus pareja